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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

www.surda.se

 

 

05-07-2016

 

Una decepción más que un fracaso


SURda

España

Opinión

El Lobo Feroz

 

 

Más que un fracaso, el resultado de las elecciones constituye una decepción. Una decepción para las grandes y excesivas expectativas creadas en torno a Unidos Podemos (UP en lo sucesivo).

Vistas las cosas en perspectiva se podría decir lo siguiente: si hace dos años nos hubieran dicho que en el parlamento de las Españas iba a haber pronto más de 70 diputados a la izquierda del Psoe nos habríamos dado con un canto en los dientes. Y eso, hoy, es realidad.

La prensa y los medios de masas han desempeñado un papel importante en estas elecciones: son esos medios, y las encuestas, las que habían creado la expectativa del sorpasso . Y para cualquiera con dos dedos de frente eso habría arrojado dudas acerca de la solidez de UP, acerca de sus perspectivas programáticas examinadas con realismo, acerca de la escasez de sus cuadros políticos. El sorpasso es prematuro cuando todavía no hay nitidez programática, ni esta nueva formación en formación ha pasado siquiera por el alambique sus diferencias internas; el sorpasso era ayer prematuro, pero sin duda llegará muy pronto si se hacen las cosas bien.

Si hubiera habido posibilidades reales, no imaginarias, de sorpasso, ¿se habrían abstenido tantos que en los comicios anteriores votaron a Podemos ? ¿No habrían corrido a las urnas para materializar la expectativa?

¡Ah, las encuestas! Han fallado todas. Las encuestas son estimaciones: sobre la base de unos miles de entrevistas alguien estima lo que votarán millones de personas. Pero ¡ay! los entrevistadores son personas jóvenes, como es natural muy mal pagadas, que muy bien pueden pensar que si sus jefes hacen estimaciones ellos también las pueden hacer y ahorrarse el pesado trabajo de entrevistar. Así, de estimación en estimación , hasta el disparate final.

Los medios tenían un doble interés en UP: de una parte esta alianza ayudaba a vender, a vender diarios y publicidad televisiva; de otra parte, UP era la formación a batir. Creo que ningún diario se ha dedicado con tanto empeño a eso como El País. El País había apostado por Ciudadanos (Ciudadanos y El País son los grandes perdedores de las elecciones junto con el Psoe), y Ciudadanos le ha devuelto al Partido Popular los votantes que le había quitado. Pero el ensañamiento con Unidos Podemos ha sido inusitado en una competición electoral. Hasta se han fabricado documentos falsos para descalificar a esta formación. Se han inventado más falsedades sobre su financiación, se han tergiversado sus propuestas, esto es, se ha tratado de presentar a UP como un grupo de insensatos. Y al día siguiente de las elecciones, todos los comentaristas políticos que odian a UP —en especial los "intelectuales" de Ciudadanos— se han lanzado a aconsejar acerca de lo que UP tendría que hacer, se han obstinado en hurgar en diferencias para tratar de convertirlas en grietas.

El Lobo que suscribe cree que esa campaña infame ha tenido éxito. Y que en cambio no ha sido buena la estrategia electoral de UP. Es de suponer que lo que ha ocurrido en cuanto a votos ha sido, en parte, lo siguiente: los descontentos con el Psoe que en los comicios anteriores votaron a Podemos no le han votado esta vez: se han abstenido, pero tampoco han vuelto al Psoe, lo que no es mala señal. Que se abstuvieran revela una mala estrategia electoral, muy norteamericana, del sector Podemos de UP, que ni ha abordado para los ciudadanos los problemas que aguardan en el futuro inmediato, ni ha señalado que algunas decisiones serían en todo caso problemáticas, y tampoco ha facilitado sacudirse de encima la calificación de populista, impropia  de un grupo que es en realidad socialdemócrata, que defiende soluciones políticas propias de una socialdemocracia bien temperada en vez de la falsa socialdemocracia neoliberal representada por ese malhadado Psoe moldeado por Felipe González: El Partido Neoliberal "Obrero" Español (¡si el otro Pablo Iglesias, el fundador del Psoe, levantara la cabeza!).

Por decirlo todo:  dos sectores de Izquierda Unida parecen haber puesto palos en las ruedas al proyecto unitarista, sensato, de Garzón: el sector agrupado en torno a Cayo Lara, conservador de unas supuestas esencias de IU con las que no hay nada que hacer, y el sector de Llamazares, la derechísima de IU, que siempre ha buscado entenderse con el Psoe. Ambas han obrado como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer. El proyecto de Garzón debe seguir adelante, fundamentalmente porque es necesario, porque Unidos Podemos, En comú podem, etc., representan una orientación substancialmente correcta.

Lo peor de estas elecciones es el triunfo del partido choricero, el PP. Que un partido envuelto en escándalos innumerables, de corrupción tan rampante que hasta la ven los tribunales (los cuales suelen ser miopes o mirar para otro lado) no encuentre votantes que le pongan reparos y límites es un indicio de la pésima calidad del sistema representativo surgido de la Transición. El PP muestra que los chorizos abundan en la sociedad española y no sólo en los partidos políticos: que la pequeña corrupción hace de base de la grande, que no existe un concepto afianzado de lo público, de los bienes públicos, porque Franco los secuestró y los que han venido después han actuado demasiado pro domo sua. Un país en el que abundan los corruptos entre los ciudadanos es casi lo único que explica el triunfo electoral del PP. Casi: también el miedo, la inquietud en estos tiempos de sucesivas crisis económicas y de cambio cultural acelerado empujan hacia la derecha a los ciudadanos más timoratos y quizá a algunos de los más expuestos.

En cuanto a Unidos Podemos, tiempo habrá para definir el proyecto como un proyecto de clase, como el proyecto de los de abajo, donde están las clases trabajadoras, los parados, los malpagados, todos los golpeados por la crisis.

30/6/2016

Fuente: http://www.mientrastanto.org/

 

 

Carta de Alberto Garzón a la militancia y simpatizantes de Izquierda Unida, tras las elecciones del 26J

Miércoles, 29 de junio de 2016    

Alberto Garzón

Estimados/as compañeros/as,

En primer lugar, quisiera agradeceros a todos los militantes y simpatizantes el esfuerzo hercúleo que habéis empleado en esta campaña electoral. Ha sido una campaña hermosa, con los actos más multitudinarios de la época reciente en España y con nuestra gente dedicándose en cuerpo y alma, como siempre, a la tarea política del momento. Habéis llevado nuestro programa y nuestro proyecto político a cada rincón de este país. Y además gracias a ese esfuerzo hemos avanzado mucho en la construcción de un espacio político unitario, algo tan necesario en estos momentos. Sin vosotros esto no hubiera sido posible. Gracias.

No obstante, los resultados de las pasadas elecciones no han sido los que nos esperábamos. No hemos cumplido los objetivos para los que pusimos en marcha la coalición entre Podemos e Izquierda Unida. El Partido Popular ha salido reforzado, con más de setecientos mil votos adicionales, mientras que la coalición hemos perdido más de un millón de votos respecto de la suma de votos de ambas organizaciones el pasado veinte de diciembre. No hemos logrado derrotar al PP ni tampoco crear las condiciones parlamentarias para que nuestro país tenga un gobierno de izquierdas.

La reflexión sosegada y rigurosa se torna necesaria. Tendremos que analizar todos los datos e informaciones que tengamos a nuestro alcance en los próximos meses para averiguar qué ha pasado. No nos esperábamos este resultado, así como tampoco lo hacía ningún otro partido político ni empresa encuestadora. Probablemente en nuestra sociedad, y más aún en la izquierda, se han dado fuerzas sociales que no hemos sabido detectar. Yo el primero, que no supe ver con precisión qué estaba sucediendo en el electorado de izquierdas.

Lo que parece evidente, sin perjuicio de posteriores análisis, es que no hemos logrado seducir ni convencer a un electorado de izquierdas que sí confío en IU y en Podemos en las pasadas elecciones. La abstención nueva, los que se quedaron sin votar en esta ocasión pero sí lo hicieron en diciembre, prácticamente coincide con los votantes perdidos por la coalición. No está claro si este electorado se perdió ya antes de la coalición, por la frustración respecto a las negociaciones en la investidura, o si ha sido un fenómeno posterior. Pero sí parece claro que no hemos logrado convencer a todos nuestros votantes del momento histórico por el que atraviesa nuestro país. Tendremos que profundizar con calma en las causas de este hecho y en las soluciones que se requieren.

No obstante, es positivo que nos preguntemos si la confluencia ha sido una buena idea. Yo pienso que sí. La confluencia ha sido, en primer lugar, una estrategia racional que nos ha permitido mantener los escaños a pesar de perder en número de votos. Y en segundo lugar ha sido una buena idea en términos políticos, dado que es nuestra apuesta aprobada por la asamblea y es lo que nos permite empezar a construir un espacio político con enorme potencial de transformación.

Ahora bien, también debemos poner encima de la mesa el resultado político global. Desde el año 2011 hasta ahora el ciclo político de movilización y protestas ha producido un cambio radical en el sistema de partidos pero también en el espacio político de la izquierda. Mientras en 2011 únicamente teníamos once diputados en ese espacio, hoy hay setenta y uno. Se trata de un avance considerable, si bien insuficiente. Pero cabe recordar que la ilusión generada por las encuestas es solamente eso, una ilusión, y que nuestro espacio político nunca ha tenido tanta fuerza en el parlamento español como la tiene ahora.

Y aún así, el análisis no puede circunscribirse únicamente al hecho electoral. Nuestro país sigue atravesando una dura crisis económica y política que afecta a los fundamentos mismos de nuestra sociedad. La actual fase histórica del capitalismo está siendo gestionada por gobiernos neoliberales cuya gestión provoca un empeoramiento en las condiciones de vida de la mayoría social. Estas políticas son las responsables del crecimiento de la frustración y rabia de las clases populares, lo que ha alimentado el crecimiento de la extrema derecha en toda Europa y amenaza con hacer implosionar el proyecto de la Unión Europea, como acabamos de ver en el Reino Unido.

En nuestro país, sin embargo, en gran parte hemos logrado explicar la crisis desde las coordenadas ideológicas de la izquierda. Y el régimen aún sigue en crisis, incapaz de resolver la cuestión económica sin recurrir a duros recortes que afectan a su base social e incapaz también de alcanzar un escenario de gobernabilidad. Los próximos meses y años serán de enormes retos para las clases populares y para la izquierda social y política. Y para afrontar esa tarea nos encontramos más fuertes que nunca.

En nuestra XI Asamblea hemos aprobado la hoja de ruta que insta a construir confluencia y unidad popular desde la movilización social y el plano cultural. Sin duda toda confluencia electoral es insuficiente e incapaz sin esos otros dos elementos: la capacidad de construir una concepción del mundo diferente a la de la oligarquía y sin un movimiento popular protagonista. Estoy convencido de que ese es el camino correcto, y debemos aprovechar que tenemos una organización fuerte y unida. Nuestra mejora en representación política, con ocho diputados y dos senadores, estará igualmente al servicio de dicha hoja de ruta.

La hegemonía no es un concepto que se refiera a la capacidad de vender un producto en el mercado electoral, sino más correctamente a la capacidad de extender una alternativa concepción del mundo, cultural y social y por eso anclada en la vida cotidiana de las clases populares. Ese trabajo sólo se puede lograr con organización y con ideología, es decir, con compromiso colectivo y con proyecto político. Nuestra organización es la mejor preparada para esa función, y no vamos a fallar.

No hemos alcanzado nuestros objetivos electorales, es cierto. Pero tenemos una organización que está sabiendo construir un incipiente bloque social y político alternativo para gobernar y transformar nuestro país. Y tenemos una organización comprometida con un proyecto político llamado socialismo. Y tenemos, sobre todo, una militancia de oro que defiende estas causas en los mejores y en los peores momentos, y un montón de compañeros y compañeras que se suman en cada batalla, que comparten su tiempo y energía apoyando nuestro proyecto. Y ahora, pese a los ataques mediáticos, nos encontramos ante una fase histórica que abre un importante abanico de oportunidades. Aprovechémoslo.

Salud y República.

Alberto Garzón

[Fuente: Izquierda Unida ]

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